viernes, 27 de septiembre de 2013

Capítulo 22.

Una media hora luego Andy volvió a entrar.
-Hola otra vez. -Dijo sonriendo y sentándose en una silla frente a la dura cama en donde me encontraba.
-Hola, gracias por cubrirme de Jared.
-Oh, no es nada, créeme que no me hubiera gustado recibir una paliza de él. -Rió.
-Lo sé, - también reí- oye, cambiando de tema... No le digas a nadie lo del beso.
-¿Por qué te preocupas tanto por éso?
-¿Es una pregunta real? Porque no quiero que el hombre de mi vida se aleje de mí.
-Si Jared fuera el hombre de tu vida no hubieras seguido el beso.
-Fué... un momento inexplicable para mi... solamente me dejé llevar por el momento... -No sabía que decir.
-Claro, ¿tengo que creerte? -Rió irónicamente.
-Si, tienes que hacerlo.
-¿Y qué si no? -Se volvió a acercar a mí, tomé su pecho con mis manos y lo alejé, pero la fuerza hizo que me sintiera un dolor insoportable en los brazos, cerré mis ojos para ocultar el dolor. -No hagas éso.
-No me obligues a hacerlo, no quiero cometer otra vez el mismo error Andy, ¿por qué haces ésto? -Mi voz estaba entrecortada. 
-Ya te lo dije, eres la chica a la cual amo.
-Tienes que amar a Juliet o a alguien que se adapte a tu forma de vida, yo no lo hago, tengo apenas 17 años, soy alguien extrovertida, algo inmadura, a veces no presto atención a las cosas que me dicen, hablo demasiado, entre otras muchas cosas que tú no debes soportar, en fin, soy solo una adolescente, no soy para ti.
-Somos más iguales de lo que crees, no me conoces. Dame la oportunidad para hacerte creer que soy una persona diferente a lo que te he demostrado en estas semanas, por favor ____. -Tomó mi mano con delicadeza. -Sólo una oportunidad, no diré nada sobre lo del beso ni nada de lo que pasó entre nosotros, lo juro. -Respiré hondo.
-N... no lo sé Andy, no estoy segura. -Tartamudeé.
-Sólo una, si no notas un cambio en mi me alejo de tí para siempre. -Dijo cerrando los ojos con fuerza. Pasó un minuto hasta que pude responderle.
-Está bien, sólo una oportunidad, pero no seremos nada más que simples amigos, sólo te aviso. -Asintió con la cabeza y besó mi mejilla cariñosamente.
-Duerme, mañana estarás muy cansada y ya son las once de la noche...
-Está bien, quiero que vuelvas a tu casa y duermas, ya fue suficiente lo que hiciste por mí y por los chicos en estos días, ¿si?
-Está bien. -Sonrió.
-¿Me prometes que irás a casa?
-Lo prometo, pero volveré mañana.
-Vale, buenas noches Andy.
-Buenas noches hermosa. -Cerré mis ojos y me dormí en unos segundos. 
  Al día siguiente me despertaron unos ronquidos en la camilla, miré hacia un costado y Andy seguía allí con la misma ropa, no se había ido. Levanté mi mano cuidadosamente y acaricié su mejilla, era tan suave pero estaba tensa, luego pasé mis dedos por sus labios, sus hermosos y carnosos labios, se veían tan deseables. Comenzó a moverse, retiré mi mano rápidamente y cerré mis ojos fingiendo que estaba dormida.
-Oye, te vi. -Rió. Abrí un ojo despacio.
-No sé de que hablas.
-¿Quieres un beso? Puedo dártelo. 
-No comiences Andy, -Rió otra vez. -¿Por qué no te fuiste? Lo prometiste.
-Si, lo sé, debo haberme quedado dormido seguramente, lo lamento.
-Está bien... -Me moví un poco pero todo mi cuerpo dolió, solté un quejido.
-¿Estás bien? ¿Quieres que llame a la enfermera o algún doctor?
-Si por favor. -Cerré mis ojos con fuerza.
-Ok. -Se paró pero tomé su mano.
-No me dejes sola. -Dije sin pensarlo.
-No te dejaré, es sólo un momento.
-Quédate.
-Nena, solamente un momento, respira, no me iré a ninguna parte. -Solté su mano y corrió hacia el pasillo, unos segundos luego un doctor entró y me revisó, Andy estaba parado en la puerta.
-¿Te duelen las costillas? -Asentí con la cabeza. -Es normal, están algo desgastadas, sabes... por lo de los accidentes y los golpes, tu cuerpo tiene que acostumbrarse a los tornillos y placas que tuvimos que colocar para arreglar tus huesos, pero es totalmente normal. Ahora llamo a la enfermera para que te de una píldora contra el dolor. Oh, olvidé decirte que si te sientes mejor mañana y el dolor cesa aunque sea un poco podrás volver a casa, y con mucho reposo y las pastillas que te daré podrás volver a tu vida cotidiana. -Me sonrió y salió por la puerta.
-Gracias doctor. -Le dijo Andy, asintió con la cabeza y se perdió en el pasillo. Andy se acercó a mi otra vez y se sentó. De pronto su teléfono sonó, lo sacó del bolsillo de los jeans y contestó.
-¿Si?... Oh, hola... Claro, te sacaré los pasaportes mañana... No, no me es un problema... Si no te molesta, estoy muy ocupado ahora para escucharte... Éso no es de tu incumbencia... Basta, no quiero oírte... Ok, adiós. -Cortó enojado.
-Era Juliet, ¿verdad?
-No. -Contestó seguro.
-¿No me mientes?
-No. -Volvió a responder frío.
-Oye, no quiero intervenir entre ustedes dos, no quiero que ella piense que soy una perra, yo no estoy contigo, no seremos otra cosa que amigos. Si su relación terminó no es por mi culpa.
-Claro que no es por tu culpa ____, ¿qué te hace pensar éso? Nada es tu culpa, solo basta, duerme un poco más, recién son las siete de la mañana.
-Tranquilo. -Respiró proundamente.
-Estoy tranquilo.
-No, no lo estás, tu respiración es agitada.
-Estoy bien ____, sólo duerme.
-No puedo.
-¿Por qué?
-No tengo sueño.
-¿Quieres que llame a la enfermera para que te de una pastilla para dormir?
-No, acaricia mi cabello.
-¿Qué? -Dijo sorprendido.
-Austin y Jared lo hacen cuando no puedo dormir.
-B... bueno. -Acercó su mano y pasó las yemas de sus dedos sobre mi cabello.
-Hmm... -Cerré mis ojos
-¿Se siente bien? -Asentí y él soltó una pequeña risa casi inaudible. Luego de unos minutos de sentir su tacto sobre mi cabello me quedé profundamente dormida otra vez.


9 comentarios: