martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 8.

-Bien hija, queríamos decirte algo que tal vez te altere. -Comenzó mi padre- nosotros necesitamos el dinero para darles hasta lo indispensable a ti y tu hermano, por éso decidimos... 
-Mudarse, lo sé. -Completé su frase con la mayor naturalidad del universo, ellos abrieron la boca sorprendidos.
-Hmm, si, ¿cómo supiste? -Prosiguió mi padre luego de mi inesperada interrupción.
-Los oí el lunes hablar, y créanme, no me molesta, yo sé que su trabajo es valioso para ustedes, que no pueden ir de un lado a otro siempre, lo acepto, los extrañaré, pero no quiero que sufran por nosotros, ni por mí, tengo los mejores amigos del universo, junto con un gran hermano que me cuidaran y darían la vida por mí, lo saben , no necesitan preocuparse, confíen en nosotros, cuidaremos de Sabbath. -Nuestro hermoso gato negro, sí, se llamaba Sabbath por la banda. Al acabar de hablar agregaron a su cara ojos de sorpresa y rieron levemente.
-No nos importa Sabbath, Dios mío, ¿qué te sucedió pequeña? -Exclamó mi padre, yo me encogí de hombros y contesté.
-Estoy por cumplir 17, le hace falta un poco de madurez a mi vida, ¿no creen? -Asintieron riendo y me abrazaron con cuidado.
-Nos encanta que aceptes ésto con tanta madurez, es una buena señal de que te estás convirtiendo en una gran mujer, y vamos a confiar en tu hermano y en los chicos, al igual que en tí para cuidar de Sabbath, nos vamos el domingo luego de tu cumpleaños, en verdad los extrañaremos, son nuestra vida entera, jamás se olviden de éso. -Dijo mi madre.
-Claro que no, gracias por todo lo que hacen por nosotros, los amo.
-Nosotros a tí. -Los ojos de mi madre se llenaron de lágrimas y me besó la frente. -Bueno, es hora de tu medicina y a la cama. -Dijo mi padre tomándome entre sus brazos con cuidado y subiendo las escaleras, me colocó sobre mi cama y detrás de él vino mi madre con dos pastillas y un vaso de agua, los tomé y me acosté, les pedí que me alcanzaran mi iPhone y éso hicieron, luego de éso salieron apagando la luz y cerrando la puerta. Tenía 1 llamada perdida de Kellin, 6 mensajes, y uno de voz, no les dí importancia, solamente marqué el número de Kellin y al sonar 2 veces su voz se escuchó del otro lado de la línea.

                              *En línea*

-¿Quién es? -Dijo con brusquedad.
-____... -Dije en algo que fue casi un susurro.
-Oh... hola. -Su tono era más frío que nunca.
-¿Te sucede algo?
-La pregunta es para ti, ¿como estás?
-Bien, que frío te escuchas.
-Lo siento, es por... lo de mis padres. -Me cansé de sus mentiras, pero quería ver hasta donde podía llegar.
-Oh amor, sabes que me tendrás siempre, tienes mi apoyo para todo lo que necesites, puedes venir a mi casa y todo lo que tú quieras.
-¿No... no tienes ni un rencor conmigo luego de lo que hice?
-No Kell, confié en ti y siempre lo haré, porque eres mi novio, lo más importante que tengo. -Escupía mentiras como loca.
-Gracias, yo... te... -Se quedó en silencio por unos segundos.
-¿Me qué? 
-Te extraño.
-Y yo a ti.
-¿Quieres que mañana nos veamos?
-No puedo, no me permitieron salir hasta que salga de ésta maldita silla de ruedas.
-¿Estás en una silla de ruedas?
-Por desgracia sí...
-Oh vale, entonces nos vemos en el instituto.
-Tengo dos semanas libres.
-¿Tanto daño te hizo ésa rubia?
-No, cuando era pequeña me rompí una costilla cuando caí de la casita del árbol de Jared, tuvieron que operarme y desde ése momento mi costilla quedó delicada, ella la destruyó con la patada que me dio.
-Oh, es una idiota, y... cambié mi opinión sobre Jared, es un buen tipo.
-Me alegro de éso, en verdad que sí, es una hipócrita mentirosa que daña a las personas con cada palabra, yo no aguantaría alguien así en mi vida, odio que me engañen, y yo confío mucho en las personas, pero sé que las que elegí siempre estarán conmigo y jamás me lastimarán ni se irán, como tú, prometiste que siempre estarías conmigo, ¿lo recuerdas? y yo te creo porque eres el amor de mi vida, no eres ningún mentiroso. -Escuché un golpe al otro lado, luego tosió y por fin me contestó.
-Claro que no, nos vemos dentro de dos semanas ____, adiós. -Cortó sin dejarme pronunciar ni una sílaba.

                       *Fin de llamada*

En verdad me sorprendió su actitud, éste chico no demostraba ni una pizca de interés sobre mí, me acomodé para dormir, guardé el teléfono bajo la almohada y cerré los ojos pero los abrí rápidamente al escuchar la puerta abrirse, la luz se prendió y Jared entró, me besó los labios levemente y se sentó a un lado de la cama.
-¿Cómo estás? ¿bien? te extrañamos... ¿con quién hablabas?
-Basta Jared. -Reí.
-Ok ok, te dejaré dormir, pero no piensas dormir con éso, ¿no? -Dijo apuntando mi ropa, era verdad, no me había cambiado.
-Oh, lo olvidé, ¿me podrías alcanzar mi camisón del ropero? 
-No es un ropero, es una sala llena de ropa. -Dijo rodando los ojos, yo reí otra vez.
-Bueno, ¿me alcanzas el camisón de la sala llena de ropa mi querido Jay? -Asintió levantándose, cuando salió de "la sala llena de ropa" me lo entregó y se quedó mirándome con ojos atentos.
-No me cambiaré delante de tí. -Volvió a rodar los ojos y se retiró, me saqué la ropa con el mayor cuidado, haciendo que mis costillas dolieran un poco, pero finalmente pude colocármelo y me tapé con las sábanas.
-Ya puedes entrar... -Entró y se volvió a sentar a un lado de la cama.
-¿Me puedo quedar a dormir? -Dijo haciendo puchero.
-Claro que sí tonto, siempre puedes hacerlo, ya lo sabes. -Dije riendo, él me besó la mejilla y volvió a dirigirse al cuartito, de donde sacó un colchón y una sábana que guardaba siempre por si alguno deseaba quedarse lo colocó en el piso y se acostó.
-Dios mío, luego de lo que hicimos tú no te quieres acostar a mi lado, ven.
-No, sabes que yo soy un verdadero desastre durmiendo, me muevo por todas partes, no quiero lastimarte, además pueden entrar tus padres y no creo que les alegre que esté tan cerca de tí, aquí estoy bien.
-Ok, buenas noches, te amo.
-Yo a tí nena, descansa. -No sé en qué momento pero me dormí profundamente.
La semana pasó bastante rápido, mi cumpleaños fue uno de los más aburridos, fue como una reunión llena de viejitos, pero estaban mis amigos, no hicimos nada divertido salvo charlar y beber alguna que otra cerveza, excepto yo, mis padres no me permitieron beber ni una sola gota de alcohol, Kellin no dio ninguna señal de importancia, excepto un simple mensaje de texto que decía "feliz cumpleaños ____, espero que te mejores pronto.", a lo que le contesté solamente con un "gracias Kell.". Cuando todos se fueron como siempre se quedaron Jared, Austin, Oliver y Vic, los demás tenían planes importantes, pero prometieron que volverían el día siguiente. Mis padres ya tenían sus valijas hechas desde el día anterior, no se llevaron ningún mueble, ni siquiera la cama, solamente ropa, la explicación que nos dieron fue que tenían un departamento con todas las cosas listas allí; olvidé decir que nosotros vivíamos en Los Ángeles, y que ellos se irían a la otra punta de California, a San Francisco, una de las ciudades que más me gustaba visitar por cierto, allí vivían mis abuelos de parte de mi madre, los amaba. Cuando se despidieron por millonésima vez de nosotros, y tras repetir de nuevo todas las reglas y ocupaciones de cada uno, como cuidar de Sabbath, darle de comer, lavar la ropa, ordenar nuestro cuarto entre otras cosas y advertirnos que llamarían a Mia, nuestra empleada desde hace más de unos cuatro años, para asegurarse de que estuviéramos yendo a la escuela y también cumpliéramos con nuestras obligaciones; cuando al fin se fueron eran las doce de la noche y me obligaron a irme a dormir.
-Se acaban de ir mis padres y ahora ustedes me dicen que hacer. -Reí.
-Bueno... tenemos que ocuparnos de tí, haz de cuenta que somos como tus padres. -Dijo Austin divertido.
-Oh, créeme, no los soportaría o simplemente los echaría. -Reí de nuevo y todos me siguieron, cuando me serené rodé las ruedas de mi molesta silla hacia la cocina, todos caminaron detrás de mí, excepto Ben y Danny que se dirigieron hacia su habitación.
-Parecen hormigas, dejen de seguirme, puedo cuidarme sola. -Dije rodando los ojos, pero no se movieron ni un centímetro, suspiré y me volví hacia la heladera, allí me dí cuenta de que sí necesitaba su ayuda. -Hmm, chicos... ¿alguien me alcanza el helado? -Dije tímidamente.
-Puedo cuidarme sola. -Vic imitó mi voz, abrió el congelador y sacó tres pequeños envases de helado, los entregó a cada uno de nosotros.
-¿Tú no comerás? -Le pregunté dirigiéndome hacia la sala.
-No, ¿puedo comer un tazón de dulces? -Preguntó haciendo puchero.
-Mis cosas son las suyas bobo. -Prendí la tele y busqué una película.
-Que no sea como la de la otra noche por favor. -Me dijo Jared algo incómodo, yo solté una carcajada y negué, cambié de canales hasta encontrar la película Monsters Inc. que recién comenzaba, todos me gritaron que la dejara así que les hice caso, me paré de la silla con cuidado y para mi sorpresa nada dolió excepto un poco mis muslos por estar tanto tiempo sentada supongo, pero cuando me senté en el sofá entre Jared y Oliver me miraron sorprendidos y asustados a la vez.
-¡¿Qué haces?! ¡Te harás daño! -Gritó Oliver.
-No, estoy bien, dejen de preocuparse, además la doctora dijo que tenía que moverme si no no me acostumbraría a estar parada, ¿quieren que esté en ésta maldita silla por siempre? -todos negaron al instante- Entonces dejen de ser tan dramáticos, preocúpense cuando esté a punto de morir. 
-¿Sabes lo que sucede? eres demasiado importante para nosotros, los chicos te conocen desde hace más de cuatro años, excepto yo y Jared que te conocemos desde que eras pequeña, no podríamos vivir con la conciencia limpia luego de saber que no te cuidamos cuando pudimos hacerlo, ¿te imaginas que te rompas muchos huesos más y murieras? por supuesto que es una suposición, no creo que seas tan boba como para romperte otra vez los huesos pero piensa... ¿cómo podríamos vivir nosotros sin tí? por éso somos así, no soportaríamos perderte. -Se sinceró Austin.
-No me perderán nunca, yo siempre estaré con ustedes, dejen que madure chicos, puedo cuidarme sola, ahora tengo 17 años, si tengo algún problema no dudaré en llamar a alguno de ustedes antes que nadie porque son mi familia, estuvieron siempre para mí pero no se preocupen tanto por favor, tengan en cuenta que ya soy una mujer. 
-Una mujer que se rompe los huesos. -Susurró Oliver y le golpeé el hombro, noté que Vic ya había llegado y se sentó junto a Jared. Sin decir nada más todos miramos la película hasta que sentí que mis párpados pesaban de una manera increíble, dejé mi helado en la pequeña mesita en frente del sofá y me apoyé sobre el hombro de Jared dejando que el sueño me ganara.

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